EL AMOR EN TIEMPOS DEL COVID-19

Andrés R. Rodríguez

The worst form of inequality is to try to make unequal things equal.
— Aristotle

Asistimos hoy a un ataque por todos los ángulos contra la civilización occidental enfocado en la destrucción familia y muy específicamente en el amor de pareja y el filial, que estuvieron hasta ahora enfocados en seleccionar un parental fuerte y darle calor de hogar a la indefensa cría humana. Con ello crecimos, nos hicimos humanos siendo los mamíferos que mayor cuidado da a su prole, el infante más desvalido entre todos los vertebrados.

Hoy ciertas tendencias sociales pretenden sustituir al ser humano integral con un zombi tecnotrónico, desmembrado robot HP (marca Hexlet Packard). Dicen numerosos siquiatras, psicólogos, sociólogos y otros profesionales con estudios de postgrado en la universidad Alicia en el pais de las maravillas, que el enfoque de cada individuo no debe ser la reproducción, sino un “amor” hallado en internet, la promiscuidad hippie, el sexo grupal,  de fricción-ficción y drogas.  En fin, ya habitamos un Bravo Mundo.   

Las entidades biológicas tienden a ser viables cuando el número de individuos que se incorporan a una población (nacimientos, reclutas, progenie, brotes, plántulas) es mayor que el de muertes o emigración (enfermedad, mortalidad). En ese caso se dice que tienen un buen potencial biótico.   

No es extraño entonces, que desde el inicio del proceso civilizatorio e históricamente las leyes morales humanas hayan sido seleccionadas para favorecer los comportamientos y mortalidades que refuerzan los linajes, favoreciendo la selección como parentales de los más aptos, a la vez evitando la promiscuidad y transmisión de enfermedades y epidemias. Esos comportamientos y moralidades, a veces tomaron por senderos escabrosos o enyerbados, pero al final nos hicieron sociedades más viables y sostenibles y más y mejores seres humanos.

Ética, moral y comportamiento social no son adornos o caprichos, tienen razones basales. Se trata de sostenibilidad, esa palabrita con la que tantos académicos viajan por el mundo a teorizar.

La educacion debe ser para SER. Ser siendo. La moral no es estarnos preocupando con quien duerme con la vecina o que hace un individuo con su cuerpo. Se trata de pura viabilidad y sostenibilidad de los grupos humanos, de la especie Homo sapiens a la larga.   

Una serie de intelectuales y académicos (Ej Marx, Engels, Sartre y su “novia” Simone de Beauvoir,  Foucault, Derrida, etc, etc) que han disfrutado de consideraciones especiales en sociedades industrializadas, nos han ido inculcando una serie de ideas “alternativas” y conduciendo a una “moderna” moralidad gelatinosa, un pensamiento Alicia en el pais de las maravillas que no se preocupa por sostenibilidad alguna, aparte de cierta fama artificialmente inflada de alguno de ellos . Aprovechándose de la riqueza y permisividad de sociedades industrializadas occidentales, nos han inculcado “ideas” estupidizantes, que provocan transmisión de enfermedades, epidemias desestructuradoras de la cultura y la civilización. No tienen contacto con el mundo real. Sus propuestas son irracionales, una serie de asertos incoherentes e incomprobables con métodos científicos. Se basan en robar cámara, gritería, chusmería, vanidad y lentejuelas.

La cultura occidental ha ingerido esta información intoxicante y como no la ha regurgitado, su salud se resiente. En nombre de la justicia social grupos de intereses con agendas ocultas han ido convirtiendo en insostenible e inviable a Occidente. Los sistemas educativos nos han traicionado. Y el descenso del empuje civilizatorio eurocentrista deja espacio para la emergencia de las culturas orientales colectivizantes, machistas islámicas o tribales africanas. Eso no les preocupa a los Sartre o los Foucault. Los intelectuales que participan en esta piñata, lo hacen con total irresponsabilidad y con muy poco rigor científico, aunque se disfrecen con toga y birrete,  con serpentinas y lentejuelas, con intrigas y agendas ocultas.  

Destruyendo a la familia como núcleo social, provocan una ruptura en la columna vertebral del cuerpo social. ¿Era ese su objetivo?  ¿Esto es parte de un desmonte de la cultura occidental? No me uno a teorías conspirativas, pero no dejo de constatar que, si uno escarba un poco, nota que no se trata de algo casual.

Estos planteamientos desmoralizantes se reflejan en un evidente y acentuado desmembramiento social de occidente, el descenso acentuado de la natalidad de las poblaciones de los países donde han prosperado estas ideas y el aumento de las poblaciones donde no se aplican estas estupideces. La moralidad que proponen se contrapone a esenciales principios biológicos de supervivencia de la especie y en especial, de la muy exitosa cultura europea. Tambien ello se refleja en el envejecimiento de las poblaciones de Europa,  USA, Japón y en el rechazo de las nuevas generaciones a tener descendencia.

Por otro lado, una sociedad compuesta de individuos idénticos es un contrasentido. La igualdad de tabla rasa como meta social, solo se le puede ocurrir a envidiosos enfermizos. Sin embargo, muchos catedráticos ex-hippies y poetas inflados, llaman AMOR hoy a ciertos comportamientos trashumamos. Impulsan a la juventud actual a normalizar el homosexualismo, y participar en desenfrenos tales como asistir a fiestas para drogarse,  tener sexo grupal, etc.  Dejan a esa juventud sin el mito de existir en otro, la convierten en zombis hambrientos de soma.

La promiscuidad es un herbicida en el rosal que es el amor de pareja. Pretender demoler y convertir en negativo el mito del príncipe y la princesa que se buscan y reproducen en un tercero (Esto es: el príncipe representa la selección del espermatozoide subiendo por las Trompas de Falopio, solo llegan los más enérgicos e insemina SOLO UNO). Entre los espermatozoides, no hay igualdad. Su carrera falopiana es un método discriminatorio y selectivo-cósmico de los más viables.

Occidente y su cultura se vendrían abajo si se elimina la discriminación para seleccionar pareja y se instauran formas indiscriminadas, promiscuas e inestables de sexo y reproducción. Sería muy destructor del cuerpo social el azar dominando encuentros improvisados, selectividad electrónica, rediseño hormonal, matrimonio por grupo, relaciones poliamorosas, sexo reducido a meras fricciones anales o vaginales, efímeras y medicadas.

Se trata de suplantar todas las leyes y reglas, tanto las que podemos vislumbrar de la naturaleza como que han ido proponiendo las religiones más estabilizadoras, en mi criterio la cristiana y la budista. Han sido destiladas por siglos como sabiduria, sin embargo, viene un catedrático hippie o un marxista consciente o inconsciente, a desmontarla a golpe de paper.   

Malamente, somos víctimas de propuestas e ideas despeinadas, que parecen más de bar que de academia, Han surgido principalmente desde intelectuales y académicos de humanidades, de dudosa cordura y moralidad, escasa objetividad biológica y científica.  En los hechos, presentan una batalla sin cuartel a la realidad geológica, biológica e histórica, contraponiéndola a su realidad caprichosa, enfermiza e inviable. Pure wishful thinking.


Andrés R. Rodríguez (C.V.). Nacido en Santa Clara, Cuba. Biólogo UH. Ha sido investigador, profesor universitario, consultor, periodista, escritor o asesor en distintas instancias en Cuba, México, Venezuela, Puerto Rico, Estados Unidos. Autor de: “Peces marinos importantes de Cuba”, “Maritime Dictionary-Diccionario Marítimo (Eng-Spa)”,¨Fábulas vivas¨, ”Havana 500 Anniversary” (Premio Nacional ILBA 2021), "Caribbean Touristic Dictionary”, “Ecologia para Ecotourismo", entre otros. Reside en Miami.

Previous
Previous

¿POR QUÉ JOE BIDEN ES PRESIDENTE ILEGÍTIMO DE ESTADOS UNIDOS?

Next
Next

EL SOCIALISTA DEL PELO AZUL