RENE LAVAND, LA LUNA Y LA SOMBRA

 
 

El niño René Lavand tiene siete años. Su tía lo lleva a Buenos Aires para ver el espectáculo del mago Chang. Las cartas saltan de las manos y parecen tener vida. El niño no habla. No aplaude. Tiene la vista fija en aquellos dedos que van más rápido que sus ojos. Diez dedos. Dos manos. Desde ese día quiere ser como el mago Chang.

Dos años después se divierte en época de carnaval, en Tandil, la ciudad al suroeste donde nació. Se reúne con sus amigos pequeños y corren por las aceras. Hay mucha gente. Tratan de cruzar una calle cerca de su casa…en el instante en que un adolescente conduce un auto. René no consigue pasar a tiempo…

…El conductor logra esquivarlo con un giro brusco, pero le aplasta el brazo derecho contra la acera. Los médicos hacen todo lo posible con los recursos que disponen en 1937. Logran salvar un muñón de once centímetros a partir del codo.

René despierta. Su mano ha desaparecido como por arte de magia. Sueña con ser mago desde hace dos años…y le queda su mano izquierda, con la que ni siquiera sabe escribir, ni comer, ni hacer nada.

“Todos los libros y técnicas son para magos de dos manos”. Le dice un aficionado a la magia. René lleva un año en rehabilitación. Estira los dedos de su mano izquierda. Esa mano que tendrá que ejercitar obsesivamente durante años, para que esos cinco dedos sean suficientes.

En 1955 su padre muere de cáncer. Todo el peso de la familia cae sobre él. Trabaja 10 años en un banco. Se casa y tiene dos hijas.

A los 32 años comienza a actuar en teatro y televisión. Pero René no es solo el <mago de una mano>. Sus actos de ilusionismo son un compendio de historia que roza la poesía, donde el ritmo, la pausa y el silencio definen su arte.

A los que quieren descubrir sus trucos los fulmina con su famosa frase: “NO se puede hacer más lento”. Lo imposible es llevado al extremo.

“Es simple <lentidigitacion>” dice René, mientras reta a las cámaras de la televisión. “Esa cámara implacable no me deja mentir”.

No importa cuántas veces lo mires. No sabes como lo hace.

En 1983 René Lavand es famoso en todo el mundo. El mago que viste de traje con su mano derecha oculta en el bolsillo. No la tiene. No la necesita. “Hay que añadir belleza al asombro, la belleza de lo simple”.

René Lavand nació el 24 de septiembre de 1928 y se fue sin desaparecer en febrero del 2015. “Siempre somos tres” como decía en su famoso acto de las migas de pan. Las migas que aparecen y desaparecen una y otra vez. “Cuando canto la luna me escucha, cuando bailo mi sombra también baila. Y cuando marcho, me acompaña la luna y me sigue mi sombra”.

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