DIOS TOMA NOTA

Noviembre 14, 2011. Enon Tabernacle Baptist Church. Filadelphia.

Alrededor de 4000 personas se reúnen para aquel funeral de dos horas. Otros famosos como Donald Trump y Mickey Rourke envian videos con mensajes de condolencia.

Entre los asistentes se adelanta un hombre con camisa blanca. Aunque no es un anciano, tiene un aspecto frágil, y es conducido hasta el féretro entre los temblores habituales y su obligado silencio. 

 -Sabes que no puedo hablar Joe. Y sé que me escuchas, aunque no puedes escuchar. Tal vez te sorprenda que haya venido a tu funeral. Eres un hombre increíble. Que Dios te bendiga.

1ro de octubre de 1975. Manila, capital de Filipinas. 

El país está en ley marcial desde 1972, debido a las guerrillas comunistas contra el extravagante dictador Ferdinando Marcos. Pero las acciones militares se paralizan por causa de la pelea entre el campeón mundial Alí y el excampeón Frazier.

Alí es el hombre más popular del planeta. Su vuelo desde Honolulu es retrasado para que la televisión lo transmita en vivo. 

-Siempre me peino ante ustedes porque debo conservar mi belleza. Frazier es inferior a mí. No sabe bailar ni escribir poemas. ¡It ‘is gonna be a thrilla, when I get the gorilla in Manila!. –dice Alí mientras golpea un gorila de peluche en la conferencia de prensa. 

-“La gente de Filipinas es respetuosa, no les gusta que Alí llame <gorila> a su oponente”. Declara Imelda Marcos, la esposa del dictador, quienes han ofrecido como premio una cifra sin precedentes de diez millones de dólares.

Alí es invitado al palacio presidencial. 

-¡Que bella es su esposa!- le celebra el presidente Marcos. 

-No, señor presidente. Su mujer es más hermosa que mi amiga”.  

La esposa de Alí lo ve todo por televisión desde Estados Unidos y toma el primer vuelo hacia Manila. La pelea de Alí con su esposa se adelanta a la pelea por el campeonato.

¿Y Joe Frazier? Nadie lo recibe en el aeropuerto. 

-Alí mezcla cosas que no tienen que ver con el boxeo. –Declara a la prensa después que Alí en persona lo provoca en el hotel. 

Una semana antes de la pelea el equipo de Frazier no aguanta la presión y lo hospedan en una casa apartada en las montañas. Pasa horas sin hablar con nadie y libra el combate en su mente varias veces. Alí lo ha llamado gorila, pero su deseo de venganza contra este hombre viene desde cuatro años antes.

El thriller in Manila, como es bautizado por la prensa amarillista, es una de las primeras transmisiones mundiales vía satélite. Veintiocho mil personas asisten. Se programa en la mañana, para ser visto en horario estelar en América. El médico de Ali describe la temperatura a esa hora: “La humedad de la noche todavía está aquí, pero cocinada por el sol. Lo que tienes es agua hirviendo en la atmósfera”.

Ali enlaza su bata de colores plateados, no imagina que en una hora perderá tres kilogramos de peso por causa de la deshidratación.  Frazier se dirige al ring con su bata color azul y observa las luces extra que han instalado los técnicos de televisión: “La temperatura es de unos 120 grados F. Tendré que luchar además contra el calor”. -le dice Frazier a George Benton, uno de sus entrenadores.

Ali llega unos minutos después y recibe una sorpresa. El público ovaciona a Frazier, mientras que él recibe más abucheos que aplausos. El árbitro acerca sus rostros hasta que sienten el aliento y les deja saber las reglas. -¡Soy la mariposa. Soy el mejor, voy a machacarte! -le grita Alí a Frazier.

-Ya veremos. -Le responde Frazier sonriendo con su habitual agresividad lacónica.

Regresan a sus esquinas para esperar el sonido del campanazo inicial. Alí coloca sus guantes boca arriba sobre las cuerdas, da la espalda a su rival, baja la cabeza, y permanece unos segundos en oración por el Islam. Frazier choca sus guantes uno contra otro. Antes de salir del vestuario también había orado: “Bendíceme señor, quiero que me des la fuerza, la potencia, y las habilidades necesarias para matar a este chico”.

Joe Frazier nace el 12 de enero de 1944 en Carolina del Sur. A los 20 años ya es campeón olímpico amateur en Tokio, donde se fractura el pulgar en la pelea contra el púgil ruso. Pero no se lo dice a su entrenador y consigue vencer al alemán en la final. Es un gladiador. “Sus sesiones de entrenamiento duran hasta que sale humo de sus guantes” dice su preparador Eddie Fuch. Frazier comienza a ser conocido como <Smokin Joe>.

Cassius Clay nace el 17 de enero de 1942 en Kentucky. Meses antes del triunfo de Frazier en Tokio se corona campeón mundial profesional, cuando derrota al favorito Sonny Liston.

-Golpeo y no pueden golpearme porque vuelo como una mariposa. Sonny Liston es un <oso horrible>. -declara Clay a la prensa. Clay es multado por sus declaraciones irrespetuosas. 

“Clay es un negro payaso” dice la prensa segregacionista de los demócratas del sur. Clay ingresa en el Islam, cambia su nombre a Mohamed Alí, y se niega a pelear en la Guerra de Viet Nam. “Los negros en Kentucky son tratados como animales. No tengo que ir a tirar bombas a 10 mil millas de aquí, para continuar la dominación del hombre blanco”. El gobierno le retira su licencia para boxear y su título de campeón en 1967. En ese momento su récord es de 29 victorias sin derrotas, 22 de ellas por nocaut.

Frazier asciende a campeón mundial invicto en 26 peleas, 21 de ellas por nocaut. Ali lleva tres años ausente, pero es un fantasma presente. Frazier se encuentra con él en una limusina, y le promete que hará lo posible para que se le permita boxear. Le ofrece dinero respetuosamente. Ambos se reconocen campeones. Frazier prosigue su campaña para reivindicar a Ali. Viaja a la Casa Blanca y se entrevista con el presidente Nixon…

Marzo 8, 1971 Madison Square Garden, New York. La pelea del siglo

La opinión pública está en contra de la guerra de Viet Nam. El tribunal supremo revoca el cargo de evasión de reclutamiento contra Alí. Se anuncia la llamada pelea del siglo, la única entre dos campeones jamás derrotados. Frazier mide 5 pies y once pulgadas y media, pesa 205 libras y tiene 26 victorias, 23 de ellas antes del límite. Alí mide 6 pies y tres pulgadas, pesa 215 libras, y tampoco ha perdido en 31 peleas de las cuales ha ganado 25 por knock out.

Alí se burla de la nariz chata del <estúpido Frazier>, el hombre que más lo había apoyado ante el gobierno de Estados Unidos para que se le permitiera volver a boxear. Frazier recibe el patrocinio de empresarios de Philadelphia. Alí lo acusa de ser un Tío Tom (servil a los blancos), el mayor insulto que un hombre negro puede decirle a otro. “¡El negro que apoye a Frazier es un traidor!”.

La comunidad negra se vira en contra de Frazier. ¡KO al racismo y a la guerra! ¡Frazier campeón blanco con piel negra! ¡Alí campeón mundial! Frazier se siente traicionado. Trabaja en los campos desde los siete años. Ha sufrido el racismo blanco hasta el punto de que siendo rico no le cambian un cheque en su comunidad natal de Beaufort.

Marvin Frazier declara sobre su padre: “Los negros me pegan en la escuela por ser el hijo de Joe Frazier. ¡Me gritan que mi padre es un tío Tom! Recibimos abusos de los negros en nuestra propia casa. Mi padre nos puso bajo protección de la policía y no pudimos ir a ver el combate”.

Frazier gana esa pelea de 1971 por decisión unánime. Pero pierde ante George Foreman en 1973, y también pierde en 1974 por decisión unánime en la revancha con Alí, quien vence a Foreman y recupera el título de campeón.

Manila 1975. 

Se inicia el combate entre los eternos rivales. Frazier tiene el defecto de comenzar con bajo ritmo sus peleas y no se acerca lo suficiente. Alí no boxea en su tradicional estilo <vuela como una mariposa y pica como una abeja>. Nunca se le ha visto tan agresivo y golpea fuerte durante tres brutales asaltos. “¿Eso es todo lo que sabes gorila feo?” -le dice a Frazier tras un encontronazo. El árbitro escucha a Alí cantar canciones de cuna. Frazier no le hace caso y le repite a su entrenadores: “Lo único que tengo en la mente es destrozarlo. Quiero hacerle daño”.

Cuarto round. Frazier golpea fuerte con la derecha en un momento en que Ali lo supone maltrecho. “¿Cómo has golpeado, si ya no tienes mano derecha?” se burla Alí, pero después comenta en su esquina. “Le he dado con todo y sigue en pie”.

Durante los siguientes rounds la estrategia de Frazier sigue un viejo axioma del boxeo <si matas al cuerpo la cabeza debe morir>. Y lo castiga con ganchos y swings al corazón, el hígado y los riñones. “No hace falta golpear la cabeza. Los órganos del cuerpo tienen que estar funcionando, si les bajas el ritmo…ya él no puede hacer lo que quiere”.

Tras el noveno round Alí regresa a su esquina con hematomas en las caderas y vencido por el calor. “Esto es lo más cerca que he estado de la muerte, no sé si podré seguir” -dice a sus entrenadores.

Once rounds. 7-4 para Frazier. Imelda Marcos deja de ver la pelea. “No soporto el ruido de los puños contra los cuerpos”. La hinchazón cierra el ojo derecho de Frazier…y su entrenador es el único que sabe que es casi ciego de su ojo izquierdo.

2007. Entrevista a Joe Frazier: 

-¿Joe, desde cuando tenías problemas con el ojo izquierdo? 

-Fue un accidente 10 años antes. 

-¿Y cómo pudiste ganar tus peleas todo ese tiempo. 

-Tal vez porque no duraban tanto.

Manila 1975.

Frazier entra al round trece deshidratado y prácticamente ciego. Un derechazo de Ali lanza el protector bucal de Frazier a la quinta fila de espectadores. Ali lo acribilla con una lluvia de golpes. La sangre de la boca de Frazier se riega por el ring. Suena la campana.

“Nunca he visto a un hijo de puta que aguante así. Ya no tengo fuerzas para terminar” dice Ali en su esquina y se desploma sobre su butaca. Frazier se resiste “¡Tengo que seguir por todo lo que me ha hecho!” Pero su entrenador Eddie Fuch se lo deja claro. “Si no van bien las cosas en el 14…no sales para el último”. 

Round 14. Frazier es golpeado salvajemente durante los tres minutos. “Creo que lo van a matar” dice el médico de Ali.

2007. Entrevista a Joe Frazier: 

-¿Qué es lo que hace que un hombre continúe luchando en esas condiciones?- le preguntan a George Benton, único sobreviviente de los preparadores de Frazier. 

-Solo esto -responde Frazier. Y se toca el lado izquierdo del pecho.

Manila 1975. 

Al terminar el round 14 Alí le pide a su entrenador Angelo Dundee que le quite los guantes, porque ya no puede seguir peleando. “¡Vas a perder por abandono!” se niega Dundee, al ver a Frazier en muy malas condiciones en la otra esquina. Alí suplica…

En la otra esquina el entrenador Eddie Fuch muestra tres dedos: “¿Cuántos ves?” “Uno” responde Frazier. “Se acabó chico, nadie olvidará lo que hiciste hoy aquí”. Frazier se resiste. “¡No detengas el puto combate!” grita George Benton, el otro entrenador.

Alí no puede creer cuando el equipo de Frazier abandona. Levanta sus puños y colapsa boca arriba en el ring. Minutos después logra recuperarse.  “Si el Islam me manda a una guerra santa, me llevaría a Joe Frazier conmigo” -declara Alí a la prensa. Inmediatamente después de la pelea trata de reconciliarse y llama al hijo de Frazier, de 15 años de edad. “Quiero disculparme con tu padre, contigo y con tu familia por las cosas que dije.”

“¿Por qué no me lo dijo a mí? Es a mí a quien tenía que pedir disculpas” Le dice Joe a su hijo.

1984. 

A los 42 años de edad se diagnostica que Alí padece de mal de Parkinson. “Dios me dio esta enfermedad para demostrarme que soy un hombre frágil como cualquiera".

1996. Alí tiene el honor de encender el fuego en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Apenas puede sostener la antorcha con sus manos. “Deberían arrojarlo en las llamas –dice Frazier-. Si haces algo malo, eso mismo después te muerde el trasero. Dios toma nota”.

Entrevista Joe Frazier 2007. 

Frazier ve el video de la pelea en Manila. Nunca quiso volver a ver lo que pasó esa mañana. “Estoy orgulloso del daño que le hice a ese hombre. El resultado de quién ganó está ahí. Tengo 63 años y todavía me divierto. Alí no puede hacer eso”.

Funeral de Joe Frazier 2011. 

“Muestren su amor por Frazier” dice el reverendo Jesse Jackson en una iglesia bautista en Pensilvania. Miles de personas se acercan al féretro, encima hay un cinturón de campeón y un par de guantes de boxeo. Perdió una corta pelea contra el cáncer a los 67 años de edad. Alí se pone de pie, frágil y tembloroso. Y aplaude al gran Smokin Joe Frazier. Apenas puede caminar y ha viajado desde Arizona hasta Philadelphia para asistir al funeral.

Frazier está muerto y ya no puede divertirse. Alí sigue enfermo. Pero vivo. Tal vez Dios toma nota del resentimiento de Frazier, el hombre que tenía en su celular el siguiente mensaje. “Soy el que cerró los labios de la mariposa”.

*Nota: Mohamed Alí falleció el 3 de junio de 2016. Cinco años después de la muerte de Frazier.

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