NO MIRES ARRIBA: LA VENDA EN LOS OJOS DE LA IZQUIERDA DEMÓCRATA.

 
 

Un grupo de científicos nos alerta que la tierra va a ser destruida por un meteorito. La presidencia de Estados Unidos ignora la amenaza y ordena a la ciudadanía no mirar hacia arriba...

Si tienes una venda en los ojos no puedes mirar hacia arriba ni hacia ninguna parte. Aún así puedes dirigir una película. Este es el caso de Adam McKay, quien se identifica como demócrata socialista y apoyó a Bernie Sanders en sus campañas presidenciales del 2016 y el 2020.

No hay ningún pecado en exponer en tus películas las ideas que profesas. El problema es cuando haces daño con esas ideas. ¿McKay no sabe que hace daño? Eso no lo hace mala persona, pero tampoco le quita la venda en los ojos. 

Con un reparto de estrellas y millones de dólares de presupuesto, McKay era un director ideal para los planes de la agenda globalista: Atemorizar a la gente con el cambio climático y...sacarle dinero con impuestos para salvar al planeta.

La manipulación no puede ser más barata. Todos estos filmes tienen finales felices, donde el héroe llega a tiempo para evitar el desastre. Aquí no. La tierra es destruida porque la gente se niega a creer en el meteorito (cambio climático) y porque los políticos irresponsables (los republicanos) se niegan a tomar acción.

Meryl Streep interpreta a Donald Trump. No se asusten que no es la agenda transgénero. Era escandaloso poner a un actor con pelo naranja representando al presidente Trump. En su lugar pusieron a una mujer presidenta con una gorra que dice No mires arriba (No creas en el cambio climático o make america great again)

El cambio climático existe, pero NO es causado por el hombre. Y tampoco hay nada de malo en poner a América primero. El problema es el mensaje de la película: La tierra es destruida por causa de esta presidenta (Trump).

Las declaraciones del director McKay ilustran la histeria loca que la propaganda del cambio climático deja en las personas: “Leí un informe científico de la ONU en 2018 y me asusté, no pude dormir en dos noches. Mierda, no es dentro de 80 años, está sucediendo ahora”.

Este arrebato lírico de McKay no se lo cree ni él mismo (el cuento de que estuvo dos noches sin dormir por el cambio climático). McKay dice que “está sucediendo ahora”. Hay que ver lo que dirá dentro de 30 años cuando no haya pasado nada. Tiene 54 años y puede vivir para verlo. Recuerden las predicciones de los científicos de la invasión de los mares para el año 2000.

McKay dice que cuando vio a Trump ordenando a la gente a tomar lejía tuvo que hacer esta película un “poco más loca”. Hay que ver que dice ahora con Biden, cuando la gente se toma un purgante para el bolsillo: la gasolina a cinco dólares el galón.

El director también dice que quiso criticar las intervenciones vacías de Ronald Reagan y la forma de hablar grandilocuente e ignorante de Bill Clinton. Ataca a la prensa y su superficialidad, con un dardo directo hacia la presentadora de MSNBC Mika Brzezinski (otra demócrata). Ataca al capitalismo y presenta al personaje del multimillonario Peter Irshewell como una mezcla de Bezos, Musk y Zuckerberg; donante fuerte de la campana de la presidenta (Trump); y hombre sin escrúpulos que quiere sacar ganancias económicas del meteorito.

Hay que explicarle a McKay que Bezos, Musk y Zuckerberg llegaron ahí gracias a sus matrimonios con el gobierno y las prebendas que reciben de los políticos. Y eso no es capitalismo de libre competencia sin intervención del gobierno.

Viendo las críticas a Estados Unidos en No mires arriba, me acordé de un joven estudiante universitario, a quien hace poco traté de hacerle ver la verdadera cara del partido demócrata en Estados Unidos. El joven me respondió: Por eso yo no soy demócrata. Yo soy socialista. 

La propaganda logra multiplicar por cero la productividad de los cerebros de la gente. Por eso Hollywood está lleno de directores y artistas como Adam Mckay. Y por eso No mires arriba ha sido una de las películas más vistas después de su estreno en diciembre del 2021; y numerosos científicos la aclaman, y siguen comiendo... cambio climático.

Previous
Previous

BLONDE. DOS GOTAS DE MARILYN PARA UNA VIDA REAL.

Next
Next

THE UNFORGIVABLE